Wednesday, May 16, 2007

La por com a argument / El miedo como argumento

La por com a argument
JOSEP-MARIA Terricabras

És un fet que els humans tenim pors, sovint moltes pors, pors diverses. La por, però, no és una sensació natural --com ara el fred o el dolor--, sinó que és un sentiment construït, provocat pel que se'ns ha ensenyat. D'això, Freud ja en sabia un niu, i nosaltres, ara, en sabem més que ell. Per això resulta tan revelador mirar de descobrir qui es dedica a construir, mantenir i fomentar la por, i qui es dedica a denunciar-la i a combatre-la. Perquè tots hem après a tenir certes pors. Només falta que algú s'aprofiti de la nostra debilitat poruga i l'exploti.Lamentablement, molta acció política actual es basa en la por. Els governants, sobretot els més mediocres, troben en la por del ciutadà un recurs excel.lent per a les seves polítiques i per al seu control. Quan convé, aquest recurs és utilitzat tant per l'esquerra com per la dreta. De vegades, per exemple, l'esquerra, incapaç de construir propostes i alternatives, es refugia en l'argument de la por i ens amenaça amb el fantasma de la dreta. Això ho sentim almenys cada quatre anys.També és cert, però, que la dreta sol utilitzar la por de manera més seguida, en temps d'eleccions i quan no n'hi ha. De fet, hi creu més, en coneix molt més bé els efectes. Per això la dreta es manté i ens manté amb l'amenaça de crisis econòmiques i de calamitats socials, o amb el descrèdit de les institucions públiques, que acaben fent més por que goig. En aquesta campanya electoral, la dreta vol tornar a fer por amb l'espantall de la immigració. Tots sabem que hi ha concentracions humanes que, en certes condicions, poden esdevenir la base de conflictes. Als polítics els correspon crear les condicions neces- sàries per evitar el conflicte i garantir una vida digna per a tots. En lloc d'això, n'hi ha que subratllen el possible problema i l'engrandeixen. Els que ho fan no solament delaten la seva incapacitat per a l'acció pública democràtica, sinó també la seva mala fe. A mi, francament, no és la immigració el que em fa por. Actualment els que em fan por de debò són els que em volen fer por amb la immigració.

El miedo como argumento
JOSEP-MARIA Terricabras

Es un hecho que los humanos tenemos miedos, a menudo muchos miedos, miedos diversos. Pero el miedo no es una sensación natural --como el frío o el dolor--, sino un sentimiento construido, provocado por lo que se nos ha enseñado. De esto Freud ya sabía un montón, y nosotros, ahora, sabemos más que él. Por ello es tan revelador intentar descubrir quién se dedica a construir, mantener y fomentar el miedo, y quién se dedica a denunciarlo y combatirlo. Porque todos hemos aprendido a tener ciertos miedos. Solo falta que alguien se aproveche de nuestra debilidad miedica y la explote.Por desgracia, mucha acción política actual se basa en el miedo. Los gobernantes, sobre todo los más mediocres, hallan en el miedo del ciudadano un recurso excelente para sus políticas y su control. Cuando conviene, es utilizado tanto por la izquierda como por la derecha. A veces, por ejemplo, la izquierda, incapaz de construir propuestas y alternativas, se refugia en el argumento del miedo y amenaza con el fantasma de la derecha. Al menos cada cuatro años.Aunque también es cierto que la derecha suele usar el miedo de forma más seguida, en tiempo de elecciones y cuando no las hay. En realidad, cree más en él, conoce mucho mejor sus efectos. Por ello la derecha se mantiene y nos mantiene con la amenaza de crisis eco- nómicas y calamidades sociales, o con el descrédito de las instituciones públicas, que acaban dando más miedo que gozo.En esta campaña electoral, la derecha quiere volver a dar
miedo con el espantajo de la inmigración. Todos sabemos que hay concentraciones humanas que, en ciertas condiciones, pueden convertirse en la base de conflictos. A los políticos les corresponde crear las condiciones necesarias para evitarlo y garantizar una vida digna para todos. En lugar de esto, los hay que subrayan el posible problema y lo agrandan. Los que lo hacen no solo delatan incapacidad para la acción pública democrática, sino también mala fe. A mí, francamente, no es la inmigración lo que me da miedo. Los que me dan miedo de verdad son los que quieren darme miedo con la inmigración.

La Duquesa de Alba, condenada a pagar 6.000 euros al Sindicato Obrero del Campo por injurias

La Duquesa de Alba, condenada a pagar 6.000 euros al Sindicato Obrero del Campo por injurias

03/05/2007 Actualizada a las 16:43h
Sevilla. (OTR/PRESS).- La
Duquesa de Alba ha sido condenada en primera instancia por un juez de Sevilla a pagar una multa de 6.000 euros diarios por una falta de injurias contra el Sindicato de Obreros del Campo (SOC), por criticar la actitud de miembros de esta entidad que representa a jornaleros que increparon a la duquesa en protesta a su llegada al acto institucional en la que se la reconoció en febrero el año pasado por la Junta como 'Hija Predilecta de Andalucía'. Después de que la Audiencia Provincial de Sevilla revocara parcialmente la sentencia del mismo Juzgado que la absolvía, el Juzgado de Instrucción número 8 de Sevilla ha condenado a Cayetana Fitz James Stuart a una multa de 20 días a razón de 300 euros diarios por las declaraciones que el 28 de febrero de 2006 hizo contra el SOC, cuyas protestas contra su reconocimiento por la Junta calificó de propias de "unos cuantos locos" y "unos delincuentes". En la nueva sentencia la juez considera probado que las declaraciones realizadas por la Duquesa de Alba fueron realizadas contra el sindicato y que suponen una infracción penal. El auto de la Sección Séptima estimó parcialmente el recurso de apelación contra la sentencia del Juzgado de Instrucción 8, presentado en el mes de octubre, ya que la revocó entendiendo que el SOC "tiene legitimación para ejercitar la acción penal" por
falta de injuria contra la Duquesa. Así, el magistrado indicó que "no cabe duda" que los sindicatos son personas jurídicas y, teniendo en cuenta la prueba documental aportada, "es indudable que la concentración en protesta por ese título fue convocada por la parte apelante" y que la mayoría de las personas asistentes "eran militantes y simpatizantes del SOC". De este modo, estimó que "las posibles expresiones que se imputan a la parte apelante podrían afectar a su fama". No obstante, el auto no revocó el contenido del fallo de la sentencia anterior del Juzgado, sino que lo devolvió al mismo para que su titular, "ya que no ha valorado la prueba practicada en el juicio oral, dicte una nueva sentencia", en el que debería, "con libertad de criterio", pronunciarse sobre la "realidad o no de los hechos imputados y su posible encaje en la infracción penal". En el recurso, el SOC mostraba su desacuerdo con el relato de los hechos probados recogidos en la sentencia y defendía básicamente el derecho al honor de las personas jurídicas, ya que la citada sentencia recoge que las querellas por injurias y calumnias suelen producirse "por una acción de una persona física a otra persona física". Fracasado un acto de conciliación al que la Duquesa no se presentó, y no atendida la petición de disculpas por escrito a los cientos de miles de jornaleros, el SOC presentó el pasado 15 de mayo ante el Juzgado de Guardia una querella criminal contra la duquesa de Alba. El juicio de falta se celebró el 15 de septiembre, sin la presencia de la duquesa que al parecer había sufrido una lesión en el brazo que le impedía acudir a la vista, a la que no estaba obligada a ir al tratarse de un juicio de falta. En el mismo, la juez no aceptó como prueba las grabaciones en vídeo de la duquesa en ciertos medios televisivos, propuesta por la acusación. En la querella el SOC afirmaba que la duquesa se refirió supuestamente el 28-F a los trabajadores y afiliados del SOC, que se habían manifestado contra su declaración de 'hija Predilecta de Andalucíà, llamándoles "delincuentes, gentuza y cuatro locos", incitando "públicamente y por televisión al rechazo social, desprecio y vejación del SOC" con las referidas declaraciones. Por estos hechos el SOC solicitaba una multa de
20 días a razón de 1.000 euros diarios, es decir, un total de 20.000 euros por una presunta falta de injurias.