It is a basic principle of democracy that army officers do not publicly challenge the legitimacy of elected governments or talk about marching their troops into the capital to overturn decisions of Parliament. Yet that is just what has happened twice this month in Spain, a country whose 20th-century history compels it to take such threats seriously, even when the chances of insubordinate words' leading to insubordinate actions seems quite unlikely. The response of the center-left government of Prime Minister José Luis Rodríguez Zapatero has been appropriately firm, including the dismissal and arrest of one of the culprits, a senior army general. Regrettably, the center-right Popular Party, the main opposition group, seems more interested in making excuses for the officers than in defending the democratic order in which it has a vital stake.
Spain's swift and smooth passage to modern democracy after the death of Francisco Franco in 1975 makes it easy to forget the horrors of the civil war and the brutal dictatorship that preceded it. Those nightmares began when right-wing army officers rebelled against an elected left-wing government they considered to be illegitimate and too deferential to regional separatists.
Spanish society, Spanish politicians and, for the most part, Spanish military officers have come a long way from that era, moderating their views and deepening their commitment to democratic give-and-take. But the Popular Party has had a hard time getting over its electoral defeat nearly two years ago, days after the terrorist bombings of commuter trains in Madrid. It has never really accepted the democratic legitimacy of that vote. It is time for the Popular Party to move ahead. Spanish democracy needs and deserves vigorous bipartisan support.Trogloditas del Ejército en España
Publicado: 24 de enero de 2006New York Times
Es un principio básico de la democracia que los oficiales del ejército no impugnen públicamente la legitimidad de gobiernos elegidos o hablen de marchar con sus tropas sobre la capital para anular las decisiones del Parlamento. Sin embargo, ésto es precisamente lo que ha ocurrido dos veces este mes en España, un país cuya historia durante el siglo 20 -que obliga a tomar esas amenazas en serio, incluso cuando la posibilidad "que conduzca a acciones insubordinadas parece bastante improbable. La respuesta del gobierno de centro-izquierda del Primer Ministro José Luis Rodríguez Zapatero ha sido apropiadamente firme, incluida la destitución y arresto de uno de los culpables, un alto general del ejército. Lamentablemente, el centro-derechista Partido Popular, el principal grupo de oposición, parece más interesado en dar excusas para los oficiales que en defender el orden democrático en el que tiene un interés vital. España en su paso rápido y sin obstáculos a la democracia moderna después de la muerte de Francisco Franco en 1975 hace que sea fácil olvidar los horrores de la guerra civil y la brutal dictadura que la precedió. Esas pesadillas comenzaron cuando oficiales de derecha del ejército se rebeló contra el electo gobierno de izquierdas al que consideraban ilegítimo y ser demasiado deferente con los separatistas regionales. La sociedad española, los políticos españoles y, en su mayor parte, los oficiales militares españoles han recorrido un largo camino desde esa época, moderando sus puntos de vista y profundizando su compromiso con el régimen democrático de toma y daca. Pero el Partido Popular ha tenido dificultades para conseguir tras su derrota electoral de hace casi dos años, días después de los ataques terroristas con bombas en el tren de Madrid. Nunca ha aceptado realmente la legitimidad democrática de esa votación. Es hora que el Partido Popular avance. la democracia española necesita y merece un vigoroso apoyo bipartidista.
Thursday, March 13, 2008
Army Troglodytes in Spain / Trogloditas del Ejército en España
Army Troglodytes in Spain
Published: January 24, 2006
New York Times
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